
Reflexión del Evangelio de hoy
La vida un camino de aprendizaje
En el fragmento de la carta a la comunidad de Roma, el apóstol Pablo hace referencia a la fe de Abrahán. El patriarca fue un peregrino de la esperanza que se puso en camino por la promesa de Dios. Como nos recordaba el biblista brasileño Carlos Mesters: «Abrahán es todo el que, en nombre de su fe en Dios y por causa de su amor a la vida, se levanta contra toda una situación de injusticia y de maldición, creada por los hombres, y que, para cambiar esta situación, está dispuesto a abandonarlo todo, a cambiar lo cierto por lo incierto, lo seguro por lo inseguro, lo conocido por lo desconocido, el presente por el futuro.»
Ese caminar lo llevo a enfrentar diversas circunstancias, obstáculos, desafíos y problemas. Teniendo su corazón en Dios estas realidades se convirtieron en oportunidades de aprendizaje, «pues estaba persuadido de que Dios es capaz de hacer lo que promete. » (Rom 4,21).
En el camino de la vida tenemos la posibilidad, como Abrahán, de madurar en la fe y en Cristo Jesús afrontar los desafíos que la vida nos presenta. Cuando muchas veces nos desanimamos o perdemos la ilusión, la experiencia pascual de Jesucristo, muerto y resucitado, nos brinda el aliento para renovar nuestro caminar. Entonces como Zacarías podremos decir: « Bendito sea el Señor, que ha realizado la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán para concedernos que, libres de temor, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.» (Lc 1,68.72-75)
¡Despierta!
El pedido de una persona sobre un conflicto familiar brinda a Jesús lo posibilidad de cuestionarnos sobre el sentido profundo de la realidad de la vida. El teólogo Daniel Kerber comentando este pasaje decía: «Jesús toma distancia del pedido. El hermano está pidiendo que “divida”. En la enseñanza de Jesús está el “compartir”, y aprovecha la ocasión para hacer una advertencia: “estén atentos y cuídense de toda codicia, porque aun en la abundancia la vida no está asegurada por las riquezas.»
Desde el amor, el Señor, nos ayuda a re orientar la vida: ¡Despierta! De los espejismos que muchas veces embotan el corazón, de los estériles esfuerzos que nos encierran en nuestros pequeños mundos. ¿Cómo estás viviendo tu vida? ¿Qué es lo que realmente te lleva a la felicidad? ¿Qué lugar ocupa cada cosa en tu vida? ¿A qué le estas dando importancia?
Tal vez sea oportuno recordar las palabras del Papa León en la canonización de Pier Giorgio Frassati: «Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad, dio su contribución en la vida política, se desgastó con ardor al servicio de los pobres.»
¡Despierta! La vida no es para almacenarla sino para compartir, para gastarla, para entregarla como lo hizo Jesús.
Tomado de: https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Autor: Fray Edgardo César Quintana O.P. – Casa Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)