Hoy, 21 de noviembre, los Misioneros de la Misericordia celebran con alegría los 70 años de la beatificación de Juan Martín Moyë, una figura cuya vida, testimonio y propuesta inspiran profundamente nuestro carisma. Juan Martín Moyë, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, fundó el Instituto de Hermanas de la Divina Providencia en Lorena, Francia, y en China reunió a vírgenes dedicadas a la enseñanza, mostrando siempre un celo ardiente por las almas, incluso después de verse obligado a abandonar su patria durante la Revolución Francesa.
Nacido el 27 de enero de 1730 en Cutting, Francia, en el ducado de Lorena, Moyë creció en una familia profundamente arraigada en la región. A pesar de trabajar en el campo, sus padres le proporcionaron una educación que lo destacó en idiomas antiguos, lógica e historia de la Iglesia. Ordenado sacerdote a los 24 años, Moyë se dedicó completamente a su vocación, formando un grupo con otros sacerdotes jóvenes que compartían su dinamismo espiritual y compromiso con la oración y la exigencia personal.
Moyë se dedicó a recorrer sus parroquias, observando y escuchando a su comunidad, y se conmovió profundamente por la pobreza y la injusticia que encontró. Convencido de que la educación era la clave para combatir estos males, formuló el proyecto de abrir miniescuelas para niñas en las áreas más pobres y apartadas de Lorena. Este proyecto, aunque inicialmente insensato, se convirtió en una realidad gracias a la colaboración de jóvenes como Marguerite Lecomte, quien se unió a Moyë en su misión de instruir a las niñas de los caseríos abandonados.
La Congregación de Hermanas de la Providencia nació de este esfuerzo, enfrentando oposición tanto del clero como de la alta sociedad de Metz. Sin embargo, Moyë perseveró, viendo en cada desafío un signo de la Providencia. Su misión lo llevó eventualmente a China, donde, disfrazado de comerciante, continuó su labor educativa y pastoral, enfrentando numerosos peligros y adversidades.
Después de diez años en China, Moyë regresó a Francia, donde continuó apoyando a las Hermanas de la Providencia y enfrentando los desafíos de la Revolución Francesa. Finalmente, en 1793, en Tréveris, Alemania, Moyë contrajo una enfermedad mientras cuidaba a los enfermos y falleció, entregándose en las manos de Dios.
La beatificación de Juan Martín Moyë el 21 de noviembre de 1954 por el Papa Pío XII es un testimonio de su vida dedicada al servicio de los demás y a la educación de los más necesitados. Hoy, celebramos su legado y nos inspiramos en su ejemplo para continuar nuestra misión de justicia y caridad.
