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Los obispos de Estados Unidos instan a una economía justa en el Día del Trabajo

En un mensaje conjunto, los obispos estadounidenses reflexionan sobre la dignidad del trabajo y la situación de los trabajadores inmigrantes.

Con motivo del Día del Trabajo, los obispos de Estados Unidos han emitido un llamado a trabajar por una economía más justa y a honrar la dignidad humana de todos los que laboran. En un comunicado conjunto, el arzobispo Borys Gudziak, presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), y el obispo Mark J. Seitz, presidente del Comité de Migración de la USCCB, destacaron la importancia del trabajo digno y la protección de los derechos laborales.

El papel esencial del trabajo

Los obispos subrayaron que la Doctrina Social de la Iglesia ha defendido durante mucho tiempo el papel esencial que desempeña el trabajo en la vida de las personas. Más allá de la mera supervivencia, Dios desea que prosperemos a través de nuestro trabajo. La dignidad humana se manifiesta cuando ejercemos dominio sobre cómo proveemos nuestras necesidades materiales y contribuimos al bien común.

Desafíos actuales

Sin embargo, los prelados lamentaron que en la economía actual, muchas personas y familias enfrentan la pobreza debido a empleos con salarios bajos, horarios erráticos y falta de beneficios. Además, la disminución de la representación sindical ha dejado a los trabajadores con menos protección y una posición de negociación debilitada. Los obispos enfatizaron que esta situación no debería ser la norma y que es posible construir una economía más justa.

Trabajadores inmigrantes y su lucha

Los obispos también denunciaron el maltrato que sufren los trabajadores inmigrantes. A menudo, estos trabajadores enfrentan condiciones más difíciles que sus contrapartes nacidos en Estados Unidos, incluso siendo víctimas de trata de personas. La Iglesia apoya a los inmigrantes y aboga por su dignidad, especialmente aquellos que trabajan en sectores como la agricultura, donde a menudo carecen de protecciones debido a su estatus migratorio.

En conclusión, los obispos exhortaron a la sociedad a reconocer el valor del trabajo, a proteger los derechos laborales y a construir una economía que promueva la prosperidad para todos.

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